Desde “Voluntarios Espacio Casa Grande”
Ser voluntario no solo es un trabajo, es un sentimiento diría "universal", refiere
a países, a tiempos a personas y a cosas.
Se da, se brinda, se dedica y también se recibe, se emociona, se vibra y todo
sucede a la vez.
Mi nombre es Emilia, y llegue a Casa Grande hace varios años de la mano de
uno de sus eslabones. Pude visualizar su crecimiento, su madurez y su
compromiso a través de la interminable suma de ideas y permanentes
propuestas de cara a la realidad con la que convivimos.
Se puede ser voluntario de muchas maneras. Por mi parte valoro enormemente
ser parte de un gran equipo y compartir así los mismos ideales.
Desempeño la tarea del “Espacio” o como me gusta decir "La Casa que Late”,
en el que se reciben las diferentes donaciones, colaboraciones y adhesiones,
que luego se organizan para poder preparar los diferentes envíos, de manera
minuciosa, y considerada.
Cabe destacar la importancia y gran ayuda que implican recibir las mismas en
buen estado, limpias y sanas en el caso de “no” tratarse de prendas y calzados
nuevos, para lo cual mostramos a través de las redes como hacerlo y así hacer
mas dinámica la tarea de distribución: la relación entre la entrega de una
donación de modo apropiada y respetuosa es directamente proporcional a la
celeridad con que podemos hacer llegar la misma a sus destinatarios y
referentes en cada compaña.
En caso de útiles escolares, juegos y juguetes, supervisamos su funcionamiento
y estado previamente.
Estamos siempre abiertos a responder dudas y consultas antes del armado de
una donación.
El espacio de almacenamiento es además nuestro espacio de recepción,
preparación y envío de la ayuda.
También la logística necesaria para hacer posible una entrega es un valor
fundamental para el equipo.
Me siento muy feliz por la posibilidad de ser parte de Casa Grande.
Emilia
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